La importancia de poner límites a los clientes

Aprende a poner limites a los clientes

Cada noche piensas que al día siguiente trabajarás con el móvil en silencio, no tendrás interrupciones, no mirarás el Whatsapp, el email…, controlarás mejor tus tiempos, comerás tranquilamente, acabarás pronto… etc.

Pero cuando te levantas y empiezas tu jornada de trabajo, siempre salta el click de “por si acaso” estaré pendiente de todo lo que pueda surgir…
No te culpo: sabes que un cliente puede necesitarte y tú, que tienes tu vida, que necesitas descansar y que no puedes estar disponible para los demás las veinticuatro horas del día, trabajas con un ojo pendiente en lo que estás en ese momento y otro al móvil porque tienes la misión de resolver problemas y de decir que sí a todo para agradar al cliente lo máximo posible.

Y es que cometemos el error de aceptarlo todo, porque nos interesa y porque queremos tener buenas referencias. Pero puede desembocar en una situación en la que se pase de un servicio laboral a un servicio de aprovechamiento, donde salimos perdiendo nosotros mismos e incluso, al final, terminamos poniendo fin a la relación con un cliente que ha resultado ser inabarcable.

Que el cliente crea que puede hacer lo que quiera y cuando quiera no es darle un buen servicio ni ser amable. Es hacerle ver que puede aprovecharse de nosotros y un mal ejemplo de una relación laboral sana.

Si te da un vuelco al corazón cada vez que suena el móvil, como si tu casa se convirtiera en el plató de Scream, debes tener en cuenta que eres un trabajador, no un amiguete ni, mucho menos, un esclavo. Tu cliente puede tener tu móvil, pero no tu vida, y tiene que respetarla como tú respetas la suya. Es esencial que para ser feliz con tu trabajo te respetes y respetes tus tiempos. No todo lo que quiere el cliente vale, y te puedes encontrar con clientes que realmente son irrespetuosos con las indicaciones que le puedas dar sobre tus labores o tus tiempos.

Consejos para hacerlo más fácil

  • Marca tus límites desde el principio. Que tu primera conversación sea amable, pero firme. Prueba con “yo trabajo así”, sin que suene a amenaza. Deja claro siempre tu manera de trabajar, tus tiempos, tu servicio…
  • Valórate con sinceridad y valora al cliente. Los dos sois los mejores en vuestros puestos. Date a valer y no aflojes.
  • Establece horarios: si tu súper favorito abre de 9 a 21, tú también tienes derecho a abrir y cerrar y a parar para el bocadillo.
  • Comunica tus tiempos de respuesta y la forma en la que te relacionas (teléfono, videollamadas, reuniones). Yo misma no trabajo por teléfono. Email y Zoom son mis herramientas, no existe el teléfono. Algunos clientes ponen pegas, pero es mi forma de trabajar.
  • Gestiona tu tiempo para mejorar la productividad, el tiempo es oro en tu negocio, no lo desperdicies.
  • Tus plazos son los que son, como los de los bancos, innegociables. Muchos clientes piensan que los servicios que estableces en principio pueden ir variando según el fluir de los acontecimientos, pero no des más servicios de los que tú quieras dar. En consecuencia, proporciona a tu cliente un presupuesto limpio, cerrado y profesional.
  • Trabaja la asertividad: no te sientas culpable, no tengas miedo a decir que no. Piensa que si un cliente se enfada porque no le atiendes un sábado a las doce de la noche, no será tan buen cliente. Si exigen calidad, tú puedes exigir empatía, amabilidad y coherencia. Puede que pierdas un cliente por no atenderle cuando a él le parezca, pero ganarás en dignidad y en posicionamiento como una persona que reivindica su descanso y su esfuerzo.
  • No hagas lo que no quieres, no sufras haciendo algo que no te aporta satisfacción a título personal.
  • No eres peor por no hacer algo que no entra dentro de tu servicio. Yo por ejemplo solo hago diseño web, aunque me pidan redes sociales, SEO, Copywriting… solo hago Diseño Web WordPress por que es en lo que estoy especializada. Hacer más sería un mal servicio por mi parte.

Todas estas pautas que te he marcado desembocarán en una posición de dignidad y profesionalidad que se reflejará en tu actitud y que el cliente apreciará. Da lo mejor de ti y valora tu trabajo y también recibirás empatía y valoración y las recomendaciones vendrán solas.

Se trata, en definitiva, de invertir tiempo en aprender a mostrar tu modus operandi, tu forma de trabajar y tu forma de entender el trabajo sano, serio y agradable. Disfrutarás mucho más de tu profesión, de tu ocio y de tu felicidad, y así, cada día, a lo Braveheart, puede que te quiten tu tiempo, pero jamás te quitarán… ¡tu libertad!

Y recuerda… si hay un cliente que no respeta esto de tí, no es un buen cliente, no lo queremos. No nos respetarán si no nos respetamos nosotros mismos.

A mi me insisten en hablar por teléfono, en que les lleve las redes sociales, en que trabaje durante mis vacaciones, en hacer más servicios de los que se marcaron en un principio en el presupuesto… y si al final pasase por el aro de todo… solo conseguiría quemarme.

Si te ha pasado algo parecido a tí, o quieres escribir un consejo sobre esto, puedes compartirlo en los comentarios. Espero que te haya servido de ayuda.

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