Cómo reinventarse profesionalmente

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La mayoría de los usuarios que me escriben son gente con ganas de hacer algo nuevo en su vida, dar vida a proyectos que tienen en la cabeza o buscan una nueva oportunidad laboral que no dependa de terceros.

Todos más o menos tenéis las mismas dudas, inquietudes, miedos… Por eso tenía ganas de escribir un artículo sobre esto. Para que tú que estás leyendo esto, te sientas identificado y pueda ayudarte.

Para empezar, sobre todo decirte que todos los cambios cuestan: salir de la zona de confort conlleva una serie de riesgos, y adentrarte en terreno inexplorado te puede llenar de miedos e inseguridades. En lo que respecta al ámbito laboral, si te has dado cuenta de que tu trabajo ya no te apasiona, o si te has quedado recientemente sin empleo y te planteas dar un giro a tu carrera, estás en la antesala de la reinvención profesional.

Yo he estado en tu situación antes de ser diseñadora web WordPress, tuve varios trabajos en los que no era feliz y gracias a ir sembrando cada día, ahora recojo los frutos.

¿Y qué significa reinventarse profesionalmente?

  • Atreverse a dar un paso difícil.
  • Cambiar de rumbo.
  • Dejar atrás los prejuicios.
  • Replantearse las prioridades.
  • Asumir nuevas dificultades.

Sin embargo, la reinvención profesional encierra un futuro prometedor (que no necesariamente ideal) que requerirá de ciertos esfuerzos por tu parte. Voy a intentar ayudarte con algunos consejos sobre cómo reinventarte profesionalmente.

Primera fase: evaluación

1. ¿Quieres realmente dar este paso?

Antes de nada, tendrás que hacer un buen ejercicio de introspección, y responderte con sinceridad y de forma objetiva a preguntas como estas:

  • ¿Me estoy quedando sin vida a cambio de mi sueldo?
  • ¿El único motivo que me impulsa a ir a trabajar es ganar dinero?
  • ¿Me siento realizado con lo que hago?
  • ¿Desempeño una profesión que está tendiendo a desaparecer?

Si tus respuestas son afirmativas, es muy probable que necesites dar un golpe de timón y cambiar de profesión.

2. ¿Tienes respaldo económico para afrontar este cambio?

Regla de oro: jamás abandones un trabajo si no tienes atada ya otra ocupación o fuente de ingresos. Puede que tu nueva profesión no mejore tu posición financiera porque encuentres otros factores gratificantes en ella, pero no será una decisión inteligente si este cambio compromete tu economía personal.

El cambio siempre que se pueda tiene que ser gradual, no dejes una cosa sin tener segura otra con un mínimo de ingresos.

Aquí será muy importante que gestiones bien el tiempo para poder compaginar trabajo que da dinero y futuro.

3. ¿Tu nueva profesión da dinero?

Nadie trabaja por amor al arte, no te engañes. Incluso al intentar monetizar un hobby o una actividad que realmente ames, si tu nueva profesión no está lo suficientemente pagada habrás dado un paso en falso. Debes cerciorarte de que los ingresos que recibas cubran con creces tus gastos.

Tenemos que ser serios en esto. Soñar es muy bonito pero la realidad es que hay que pagar facturas…

4. ¿Tu nueva profesión cubre alguna necesidad real?

Tanto si decides cambiar de empleo como si pretendes iniciar una aventura profesional por cuenta propia, has de estar seguro de que tu nueva ocupación responda a alguna necesidad del mercado. En otras palabras: ¿hay gente dispuesta a pagar por aquello que vayas a hacer?

Antes de nada tendrías que tantear el terreno, empezar a hacer lo que te gusta como hobby e ir viendo si podría tener una futura salida profesional.

5. ¿Valoras más tu realización personal o el impacto de tu trabajo en otros?

Para aclarar este punto, debes evaluar si tu nueva ocupación va a impactar en algún ámbito de la sociedad. En paralelo, tendrás que determinar si este cambio responde más a tus propias necesidades que a las del mercado (que será quien determine tu retribución). Digo esto porque una actividad que sea trascendente o constructiva para el mercado no tiene por qué coincidir con la actividad que sea trascendente o constructiva para ti mismo. Por eso es importante el punto anterior.

Empieza a moverte para ver si tiene cabida lo que quieres realizar para los demás.

Fase 2: ejecución

1. Ármate de valor

Todo cambio conlleva un riesgo: salir de la zona de confort no es sencillo, y tampoco puedes esperar que tu entorno te lo ponga fácil. Las generaciones anteriores vivieron en una época mucho más inmovilista, donde la estabilidad laboral era mayor. Tendrás que hacer frente a ciertos prejuicios e ideas preconcebidas con las que tu entorno podría tratar de disuadirte, y que quizá te hayas creído más de lo que piensas.

Vivimos en una sociedad que no nos enseña a arriesgar y que los consejos que recibas serán siempre hacia “más vale lo viejo conocido”. Mentalízate sobre eso.

2. Encuentra tu pasión

Lo que sea que hagas tendrá que gustarte. Es más: debería apasionarte. Puede que esta cita de Confucio te ayude:

“Encuentra un trabajo que te apasione, y no tendrás que volver a trabajar ningún día de tu vida”.

Es cierto que hay personas que tienen definida una vocación desde muy jóvenes, y quizá por ello no se hayan tenido que enfrentar a esta tesitura de la reinvención profesional. Pero nunca es demasiado tarde para encontrar tu pasión.

Solo vivimos una vez, y nos pasamos trabajando el 50% de nuestros días. Tienes que vivir tu vida con algo que te apasione.

3. Pero no te obsesiones con ella

Sin embargo, si te centras solo en encontrar tu pasión, es posible que acabes en un callejón sin salida. La pasión profesional se parece mucho al amor entre las personas: no es algo que brote espontáneamente, sino algo que se construye y se alimenta a diario. Piensa en la diferencia entre amar y enamorarse, y comprenderás mejor lo que queremos decirte.

Ve probando donde te encuentras más cómodo, pros y contras de dedicarte a eso. ¿Qué problemas podrías encontrar en un futuro y como lo solventarías? Por eso es importante el próximo punto

4. Asume los nuevos “gajes del oficio”

Tu nuevo itinerario, aunque esconda ciertas promesas de felicidad, no va a ser un camino de rosas: todo rosal tiene espinas, y pasarás momentos de aridez, y escollos que tendrás que salvar. Por lo tanto, tendrás que identificar y normalizar los problemas inherentes a tu nueva profesión.

Y recuerda: Cada problema es un aprendizaje… no un obstáculo. NO FRENES, APRENDE.

5. Pon solo foco a una cosa

Muchos de vosotros el problema que también tenéis es que no sabéis bien su dedicaros a “vender fruta” o a “vender pan”. Y un día pensáis una cosa y otro día otra. De forma muy clara os digo…

Si no ponéis foco solamente a un proyecto, os vais a dispersar y no conseguiréis el objetivo.

En este punto fue donde más metí la pata yo al principio

6. Prepárate para volver a ser un principiante…

Si vas a hacer algo nuevo, ten en cuenta que durante un tiempo tomarás un rol de aprendiz. Eso conllevará asumir una baja remuneración inicial, e invertir en formación para adquirir tus nuevos conocimientos. Pero…

7. Pero no lo seas eternamente

Pon en valor tu trabajo: has dado el paso, has prospectado el mercado, te has formado y vas a empezar a adquirir experiencia. En algún momento tendrás que revertir la tendencia y dejar de comportarte como un principiante. Por lo tanto, no te conformes con condiciones precarias: si tú no te valoras, difícilmente otros empleadores te valorarán.

8. Cambia el chip

Una realidad muy común entre los principiantes que buscan abrirse camino es mendigar un empleo. Concebir al empresario como a un “terrateniente” al que pedirle ocupación a cambio de sustento es un error: piensa que un empresario necesita mano de obra para ejecutar su idea de negocio, y tu objetivo debe ser convertirte en alguien que puede ayudarle en su empresa.

Reinventarse profesionalmente es un camino lleno de riesgos y de incertidumbre, pero si responde a un cambio profundo dentro de ti, encontrarás la motivación para llevarlo a cabo. Planifica tu nuevo itinerario, prepárate para los golpes, y no pierdas el norte. ¡Nunca es demasiado tarde para perseguir tus sueños! ¡Adelante!

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